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Aislana, el proyecto familiar que nació en una chacra y se convirtió en una rentable oportunidad para la lana ovina


El bajísimo precio que le ofrecían por la lana se convirtió en una oportunidad que les cambió la vida. Un tiempo antes, Javier Dupuy y su esposa, María Fernanda Oriolani, habían decidido comprar una chacra a 15 kilómetros de La Toma, en San Luis. El médico veterinario y su familia imaginaron en ese lugar de 20 hectáreas un proyecto de producción que fue tomando forma a través de la Ley Ovina. Llegaron los primero animales y los emprendedores pudieron instalar cercos eléctricos y un cerco con boyeros eléctricos. Los recursos les permitieron comprar los materiales y avanzar con la autoconstrucción de su propia casa en ese lugar encantador de la provincia puntana, reconocido por los adeptos al turismo aventura. Para alcanzar el objetivo debían aprovechar cada recurso disponible y de aquella necesidad surgió una oportunidad. El acumulado de lana que no podían comercializar a un precio digno sirvió para planificar un nuevo destino. «Mi esposa me propuso utilizarla como aislante en esta zona que es muy fría en invierno y aunque me pareció una buena idea, no sabíamos si era posible. Pensábamos en una especie de pulóver que abrigaría la casa. Empezamos a indagar y vimos que podía ser una muy buena opción», expresó.


En diálogo con Portal Ovino, Javier admitió que «no solo la lana sirvió para nuestra casa sino que se convirtió en nuestro medio de sustento, hoy vivimos de esto»
«En Aislana tenemos una capacidad de lavado en 600 y 800 kilos mensuales y vendemos a diferentes lugares del país. Parte de la lana propia es propia y también compramos producción en la zona. Hacemos todo el proceso de tratamiento y la vendemos como fibra suelta para se coloque directamente como aislante», remarcó.
El producto se puede utilizar sobre cualquier sistema de viviendas o galpones, aunque, la mayor demanda, surge de casillas, motorhome y domos.
«No solo es un aislante térmico, sino también acústico. Es fácil de instalar y un techo de 90 metros cuadrados, por ejemplo, lo podés hacer en un día. Cualquier material se adapta a la lana», precisó.
Desde Aislana resaltan «el concepto del Triple Impacto: People, Planet, Profit». Se trata de «generar un efecto positivo en la sociedad, el medio ambiente y la economía, con productos sostenibles para promover el bienestar de las personas al proporcionar espacios más saludables y confortables».


«En Aislana, vamos más allá del aislamiento térmico: abrazamos el impacto social. Trabajamos con comunidades locales, apoyando la producción de lana de oveja y generando oportunidades de empleo justo. Además, nos comprometemos a mejorar la calidad de vida de las personas al proporcionar espacios más saludables y confortables. Al elegir Aislana, estás contribuyendo al desarrollo económico y social de las comunidades, mientras disfrutas de un producto de calidad y sostenible. Juntos, creamos un mundo más cálido y solidario», señalaron.
Y añadieron: «Tiene un impacto positivo en la economía, dando valor comercial a una lana que en la actualidad es descartada siendo quemada o enterrada, tratándola como desecho, sin un valor percibido.
Inspirados en la Naturaleza, motivados por un mundo mejor. En un mundo donde la eficiencia energética y el cuidado del medio ambiente son prioridades, presentamos Aislana: tu solución sostenible y efectiva en aislamiento térmico».

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