
En la Guía de manejo ovino, Martín Diego Villa, especialista del Centro Regional Patagonia Sur, del INTA, explicó cómo entender los instintos del ganado y aprender a leerlos.
«La mayoría de los herbívoros prefieren estar en grupo para su protección. Cuando las ovejas son amenazadas se juntan todas y corren; son seguidoras por naturaleza y rápidamente seguirán al líder
o simplemente al animal que tienen adelante en la hilera. Este comportamiento lo adquieren luego del nacimiento, ya que apenas pueden caminar aprenden a seguir a la madre», precisó.
El especialista manifestó que «este instinto se puede observar también, al usar perros protectores
de ganado (PPG), a los cuales las ovejas se acostumbran a seguir».
«Aplicando su instinto de agruparse y de seguir, se logra manejar y mover a las ovejas más fácilmente porque si se controla al líder, se puede controlar al resto de la majada ya que esta lo seguirá. También se puede aprovechar el instinto de seguir poniendo una imagen del anca de una oveja en la punta de la manga, así los animales tendiendo a seguirla entrarán más fácilmente a esta», señaló.
Y agregó: «Cuando las ovejas se trabajan tranquilamente y se acostumbran a que no reciben maltrato durante los apartes en la manga, los animales tienden a pasar rápidamente sin forzarlos e incluso uno debe controlar la velocidad de avance, con una bandera o similar».
«Las ovejas muestran su astucia quedándose muy quietas, detrás de matas o en el bosque para que no las detecten. A veces, sobre todo animales viejos, se echan al suelo con la cabeza apoyada para disimular su presencia. A diferencia de las ovejas, las vacas esconden su cría, durante los primeros días, para mantenerlos a salvo de la depredación», indicó.
Villa sostuvo que, «cuando las ovejas se topan con una aparente amenaza se vuelven como un grupo para
enfrentar al depredador».
«Posteriormente tienen un comportamiento más parecido de seguidores. En todas las especies, algunas razas son más gregarias que otras, esto significa que tienen instinto de agrupamiento más fuerte y rápidamente se juntarán entre sí. Es especialmente notable con majadas de raza Merino, en que pastorean muy cerca una de otra y a la noche duermen juntas, mientras que otras (ej. raza Poll Dorset) son menos gregarias y pastorean más alejadas entre sí. Cuando los animales sienten que la persona o el perro no intenta dañarlos normalmente continúan bebiendo, comiendo o pastoreando», destacó.
Villa consideró que «otro aspecto para tener en cuenta es que los grupos de animales establecen jerarquías, y cuando se juntan rodeos distintos se producen peleas hasta que se establezca la nueva jerarquía».
«Todo esto genera estrés y que los animales reacciones más violentamente entre ellos, con las personas o perros que los manejan. La habilidad de “leer el ganado” implica que al mirar los animales uno pueda saber que están por hacer y por qué lo harán. Entender esto permite ser capaz de predecir los movimientos sin demoras y no reaccionar después de que hayan actuado», indicó.
Y agregó: «Este entendimiento permitirá saber dónde ponerse o poner un perro para ejercer la presión
justa sobre el ganado para lograr lo deseado. Una forma práctica de aprender a manejar el ganado y saber dónde colocarse para que realice determinado movimiento es trabajarlo personalmente a pie. Se puede empezar con un solo animal y teniendo en cuenta los conceptos de balance y respuesta, practicar llevarlo, hacerlo girar y detener al animal de forma tranquila. Dado que un animal solo reaccionará de forma más errática por efecto del aislamiento, se deberá trabajar de manera extremadamente suave».
«Luego de hacerlo, se puede pensar cuáles fueron las causas y qué efectos generaron las acciones, las posiciones y los gestos (lenguaje corporal). Para ello es ideal contar con la filmación del trabajo para analizar los movimientos realizados y la respuesta de la hacienda», enfatizó.
El informe del INTA destacó que «toda esta tarea se puede repetir con un grupo de al menos 4 animales (mínimo para que reaccionen como majada) y analizar cada acción y la respuesta del animal».
«Cada vez que se trabaja con animales, se debería mirar y buscar signos de agitación o estrés. Cuando los animales están tranquilos y a gusto, especialmente cuando están rumiando, las orejas y colas estarán en posición relajada, normal para la raza», describió.
Y añadió: «Cuando los animales se están moviendo para alejarse de la amenaza (perro), girarán las orejas hacia el lado para enfocarse en esta y si el ganado está muy nervioso y listo a correr o huir, se podrá observar que mantienen la cabeza levantada y miran alrededor buscando la amenaza. Cuanto mayor sea la proporción de animales en este estado de alerta más probable es que huyan».