
Un informe sobre la difusión del desarrollo de la actividad ovina, elaborado por la Zootecnista Mercedes Mc Cormick, desde la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, reveló el potencial de la producción y planteó las claves para impulsar un cambio de paradigma.
Según señaló, en Argentina hay 14 millones 700 mil cabezas ovinas y del total, un 56 por ciento se encuentran en campos de la Patagonia, un 25 por ciento en la Región Centro, un 11 por ciento en las provincias de Corrientes, Entre Ríos y Misiones y un 8 por ciento en el Noroeste Argentino y Cuyo.
Mc Cormick precisó que, la Región Centro logró el mayor índice de crecimiento de la actividad y avanzó en llegar al consumo interno, aunque todavía hay incidencia de la informalidad.
La especialista destacó que en Argentina se producen 71 mil toneladas de carne ovina. Un 38 por ciento (27 mil toneladas) están relacionadas al cordero y un 62 por ciento (44 mil toneladas), están vinculadas a la oveja y el capón.
En relación a la estacionalidad de la oferta de la carne ovina, destacó que el 60 por ciento se concentra en cuatro meses. Este es un factor clave, que condiciona el vínculo con el consumidor. En el país, la carne ovina junto a la de pescado y conejo, solo alcanza un promedio de 2 kilos por persona, por año.
Para modificar el escenario resulta fundamental avanzar hacia la producción de un cordero pesado, de entre 35 y 45 kilogramos vivo, salir de la estacionalidad de oferta, realizar cortes versátiles para adecuarse al consumo y compra actual y aumentar la frecuencia de comercialización.
Ese cambio de paradigma requiere un crecimiento de la producción en diferentes regiones y de las áreas de servicios. Además, el surgimiento de nuevos actores al sistema, como los invernadores, acopiadores y distribuidores. También prevé la faena continua y no estacional, que licúa costos fijos en frigorífico. Es necesaria una oferta para el circuito habitual de carnicerías, restaurantes, ferias regionales, de supermercados y delivery.
Para instalar el cambio, Mc Cormick planteó formalizar, regularizar y trazar la cadena ovina. También formuló la necesidad de trabajar en aspectos tecnológicos de la cadena, consolidar un Programa de Consumo Interno, favorecer la articulación de manera conjunta entre el Estado y los privados, y organizar el cluster ovino de la Región.