
«Vi a mi tatarabuela tejer, esto se aprende como una tradición», afirmó Jorgelina, la hilandera catamarqueña que presentó sus trabajos en la Jornada Nacional e Internacional del Ovino Criollo, en Santa María.
En diálogo con Pórtal Ovino, destacó que «se comienza a trabajar desde la mañana temprano, ya después de desayunar empezamos a hilar, preparar la lana, limpiarla y lavarla»
«Hacemos el hilo, lo que está en colores naturales está listo para tejer. Sino, hacemos los teñidos naturales con hierbas de la zona. Yo soy artesana productora de raza criolla», precisó.
Y agregó: «La lana es linda, pero hay que saber prepararla bien, para trabajarla. La calidad depende mucho del lugar donde esta el animal, donde pastorea, donde duerme, cómo se lo alimenta y como se hace la esquila. A la lana hay que lavarla bien para que no le queden restos de pasto o grasa»
«Aprender a ser hilandera viene de generaciones. Mi tatarabuela era artesana y la conocí. Mi bisabuela y mi abuela, que vivían para el cerro de la Aconquija, siguieron la tradición. Hoy mis hijos ya no quieren», admitió.
Jorgelina destacó que le gusta tejer «caminos de mesa, chalinas, medias, guantes» y valorizó que «el turismo sea una oportunidad para Santa María»