
La leche de burra se consolida como una alternativa de alto valor nutricional, que resulta apta para personas con alergia o intolerancia alimenticia.
Es un alimento que fortalece el sistema inmunológico y ayuda a la piel, debido a que hidrata, tonifica y revitaliza. Además, alivia irritaciones, picor y descamaciones. También es adecuada para bebés, como una alternativa a la leche materna.
Especialistas destacan que la leche de burra es muy beneficiosa para la digestión, ya que sus fermentos regeneran la flora intestinal y mejora el tránsito intestinal, y ayuda a reducir la inflamación y los síntomas de la diabetes tipo II.
Entre sus características, surgen también las propiedades medicinales para tratar resfriados, catarros, neumonías, bronquitis, tuberculosis, tos ferina y sarampión. La leche de burra es rica en vitaminas A, B1, B2, B6, C, D y E, y en minerales como calcio, magnesio, fósforo, sodio y zinc. También contiene ácidos grasos Omega 3 y antioxidantes que previenen el envejecimiento precoz.
En Córdoba
La empresa Equslac, dedicada a la producción de la leche de burra, fue impulsada por investigadores de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) y tiene su sede en Villa María. La experiencia surgió tras un viaje de los especialistas a China, en el que pudieron advertir las bondades y el potencial del alimento.
Expertos de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM), la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), la Universidad Nacional de La Pampa (UNLPam) y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de La Plata, se sumaron al desarrollo genético de las burras y las tareas de producción.
El tambo de Villa María cuenta con 300 burras que producen la leche, que es enviada a una fábrica piloto de la Universidad, donde se pasteuriza, se embotella y luego se etiqueta.




