
«Esta es una actividad con mucho amor. Siempre vendo la lana con historia, cuento cómo se esquila, como se trata y cómo se llega a la madeja», expresó Julia Aguirre, hilandera que heredó el oficio de su mamá y su abuela, y logró convertirlo en un proyecto de formación y producción.
En diálogo con Portal Ovino, Julia manifestó que «hago esta actividad con mucho amor y vendo los productos con la historia de donde vienen y cómo se hacen»
«Nuestro objetivo es hablar del proceso, desde la esquila hasta el trabajo de las hilanderas. El lavado de la lana y el proceso de elaboración. El INTA nos brindó un asesoramiento y la conformación de un grupo con más de 50 hilanderas que llegaron desde diferentes localidades de la Provincia de Buenos Aires», relató.
Precisó que «son mujeres que trabajamos con un mismo protocolo de precios y calidad, con características similares de trabajo para la venta»
«Antes de comercializar evaluamos que se cumplan con todas las cualidades. Se puede vender la lana individualmente y a través de agentes de venta que tienen acceso a diseñadoras o marcas», resaltó.
Julia destacó que «desde hace algunos años trabaja en el Centro de Educación Rural 12 de Ayacucho, donde se brindan capacitaciones con lana directa de esquila»
«Lo que buscamos es sumar valor agregado a la lana. En Balcarce brindé una formación para evitar que se pierda el oficio. Este año el municipio me contrató para continuar con los trabajos. Hemos conformado un equipo de hilanderas, que participan en diferentes exposiciones, con mucho éxito. Han aprendido a hilar y confeccionar sus prendas», valorizó.





Julia consideró que «hay mucho para hacer con la lana, productos maravillosos» y admitió: «sola, la lana no vale nada, pero si la trabajamos se pueden generar buenos productos para la venta»







La hilandera recordó el proceso que le permitió vender lana a Finlandia y destacó la calidad de la lana argentina.
«En un momento, a través de Instagram, me contacté con una página que vendían lana natural. La dueña del lugar me comienza a comprar lana y luego, me informó que iba a recorrer otros lugares del mundo. Ella me propuso comercializar en Finlandia y nuestra lana ya está en aquel país. Nuestra lana es valorada y buscada porque es un producto muy noble», subrayó.
Para Julia, «es posible aumentar los volúmenes y llegar a otros países, tenemos la calidad para poder hacerlo».







«Para mi ser hilandera es el orgullo por mi mamá, una forma de vida. Es un trabajo que puedo hacer en mi casa y un aporte muy importante por la familia. Es un gusto especial, algo que me apasiona», expresó.



